Arbitrario rejunte de recuerdos, anécdotas y extrañezas para recordar a Hugo Bellini, el más amigo de los amigos... El militante de la alegría.
miércoles, 25 de febrero de 2009
Lo extraño, ¡tanto!
¡Qué bueno, Fernanda, que te prendiste a la propuesta! Y qué bueno que haya sido hoy, que desde la mañana temprano no hago más que extrañarlo... Hoy es como que no puedo creerlo... Que no puede ser. Que es imposible.
Tu relato me conmovió muchísimo... Me trajo muchas imágenes. Recuerdo la alegría que tenía Hugo cuando viniste con Toni. Estaba decidido a ser su guía turísitico...
Y recuerdo también las discusiones que tuvimos cuando decidió viajar a Europa con Vero y Asiri pequeñísima... Y ahora pienso: ¡¡¡QUÉ BUENO QUE LO HIZO!!! (Ese exacto pensamiento me asaltó en el taxi yendo a Aeroparque para tomar el avión que me llevaba a despedirlo). Como vos bien decís, Hugo se daba los gustos y nos daba los gustos. Era más amigo que nadie... Es cierto que es dificil ejercer la amistad como lo hacía él...
Me vino en este momento un recuerdo muy gracioso: cuando yo estrené el espectáculo Tres Mañanas salió una crítica muy buena en Clarín. Y Hugo me llamó ¡A LAS 6 DE LA MAÑANA! para avisarme. Me despertó a los gritos, bien a lo Hugo... Y yo, obvio, lo puteé porque ya la había visto antes de acostarme... Pero al rato, no habría pasado ni una hora, tocó el timbre con el Clarín y facturas en la mano... Así era Hugo... ¡Qué difícil se me hace esa conjugación del verbo!
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