¡Qué difícil es participar! ¡Qué difícil es escribir –ahora que se murió– sobre Hugo!
Su sempiterna impuntualidad, su “peterpanesca” manera de transitar la vida, su manera tan antojadiza de explicar la “utopía”, hubiesen bastado (de ser fiel a mis dogmáticos paradigmas) para condenarlo. Pero siempre había algo (y lo digo habiéndolo tratado muy poco tiempo) que le concedía una singular impunidad. Cuando digo “singular”, lo hago porque su seductora simpatía hacía una parte y porque nunca (que yo sepa) sus pecas fueron tan graves. Es más, pienso que el juez más severo hubiese sido benévolo con Bellini por ambas cosas. Pienso que en los argumentos de la sentencia, Usía, dejaría explicitadas dos cosas, una: que Bellini era un simpático –cuanto más– travieso; y la otra: que Bellini era un buen tipo. Un muy buen tipo.
Es más, creo que Dios (o aún algo superior para quienes se jactan de su ateísmo) hizo que dos hijos nazcan de él; y que él –durante el poco tiempo en que pudo ejercerlo– hiciera honor a la paternidad; algo que tiene mucho que ver con una bendición o una gracia; aunque también con un accidente biológico. Hugo Bellini (me consta) eligió hacerse cargo de las obligaciones (y también de los derechos) que impone lo primero. Lo hizo como todo un hombre, y yo lo admiro por ello.
Por lo demás, le tocó morirse. Demasiado pronto, a mi gusto. A nosotros nos corresponde llorarlo, acompañarlo hasta su tumba y pensar qué podemos hacer por los que quedan. Acompañarlo dentro o allende de su tumba, no parece una buena decisión. Es un acto que nos iguala con Antígona… y esta chica… no es un muy buen ejemplo que digamos
A mí me parece que, Bellini, aún con esa apariencia de “cachivache” hubiese hecho esto por mí (me refiero a pensar en los que quedan); porque yo estoy seguro de que en él, en el señor Hugo Bellini, aún con todas sus excentricidades y con todos sus pintoresquismos, vivía la esencia del buen militante. Del camarada, del compañero. Su actitud como “padre” así me lo demuestra.
La cuestión es que las cartas se dieron así. Él murió y yo sigo. Puedo “prestar oreja”, “poner el pecho” y hasta “la mano en el bolsillo” y todo eso está bien; pero me vienen ganas de dejar escritas estas palabras por si algún día las llegan a leer Lázaro Bellini y Asiri Bellini. Yo quiero decirles que Hugo fue un padre admirable y –porque tuve un gran padre y porque desearía que alguna vez alguien diga esto de mí– sostengo que es eso, su responsable y amorosa paternidad, lo que me demuestra que Hugo Bellini fue un gran tipo. Nada más.
Fernando Musante
¡¡¡¡Fue así!!!! Y qué poco tiempo tuvo para disfrutarlos (a sus hijos). Y qué poco tiempo tuvimos para decirselo... Yo sé de que hablo. Hugo Bellini fue un GRANDE como padre. Amó a Asiri y a Lázaro conmovedoramente. Cumplió con sus obligaciones y luchó por sus derechos como un león... No todos los hombres tienen "ese útero". jeje. S.M.
ResponderEliminar