Amigo: Hoy hace dos años que se murió mi vieja. Y dos años que te ví sano por última vez... De hierro. Ahí. Diciendo presente... ¿Cómo íbamos a imaginar (ni en la fantasía más oscura y loca) que vos serías el siguiente?
Tengo tan presente el abrazo que me diste... tu cansancio, eso sí. Dijiste estar muy cansado...
Te extraño, amigo.
Llueve hoy, y te extraño.
Es un triste aniversario y te extraño.
En vos y en mi vieja sufro la pesadez absoluta de la certeza del para siempre... Y pesa, sí... cómo pesa.
Y fue el Bicentenario, y te extrañé.
Y es el Mundial, y te extraño.
Y en aquel café, y en aquella plaza... Y esa persona, y aquella esquina, y una música... Y estás. Siempre estás.
Un espectáculo terminaba con esta frase: "Quien te recuerda te salva".
Y aquí estoy, amigo, salvándote de la muerte.
Y me pregunto... ¿Quién me salvará a mí cuando yo muera?
¿Te acordás? "Si la muerte pisa mi huerto..." Y pisó el tuyo, la muy turra...
Te extraño. ¿Cómo no extrañarte?
Stella Matute
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